
Historia y arte
Iglesia de Santa María la Mayor de Alcañiz: Un Monumento Barroco de Gran Valor
Ubicada en la Plaza de España de Alcañiz, la Iglesia de Santa María la Mayor es un majestuoso templo barroco construido en el siglo XVIII sobre una antigua iglesia gótica. Su impresionante fachada-retablo, su gran cúpula y la Capilla de la Soledad la convierten en un referente arquitectónico y artístico. Este monumento es un símbolo del patrimonio del Bajo Aragón y un punto clave en la Semana Santa de Alcañiz.
Historia:
Orígenes medievales: la iglesia gótica
Los orígenes de la Iglesia de Santa María la Mayor de Alcañiz se remontan a los siglos XIII y XIV, cuando se erigió un templo gótico en el mismo emplazamiento donde hoy se levanta la iglesia barroca. Este templo medieval, característico del gótico levantino, contaba con tres naves, un ábside poligonal y varias capillas laterales. Además de su función religiosa, también desempeñaba un papel defensivo y simbólico, formando parte del conjunto monumental de la ciudad, que incluía el castillo calatravo y la muralla.
Uno de los eventos más destacados en la historia de este templo ocurrió en 1407, cuando el Papa Benedicto XIII, conocido como el Papa Luna, elevó la iglesia al rango de colegiata. Esta distinción aumentó su relevancia dentro del contexto eclesiástico y social del Bajo Aragón.
A lo largo de los siglos, la iglesia gótica sufrió varias modificaciones y ampliaciones. A finales del siglo XVII, una de las capillas de la cabecera gótica fue sustituida por la monumental Capilla de la Soledad, que aún se conserva. Sin embargo, el deterioro progresivo del edificio llevó a su demolición en 1735, debido a su estado ruinoso. Se decidió entonces construir un nuevo templo acorde con las tendencias arquitectónicas del momento, manteniendo en pie únicamente la torre gótica y la Capilla de la Soledad.
Construcción del templo barroco (siglo XVIII)
La construcción de la nueva iglesia fue encargada al arquitecto Domingo de Yarza, quien ya había trabajado en la Basílica del Pilar de Zaragoza, lo que explica la fuerte influencia de este edificio en el diseño del nuevo templo alcañizano. Las obras comenzaron en 1736 y se prolongaron durante más de dos décadas, finalizando en 1757.
El nuevo templo siguió los principios del barroco aragonés, con una estructura basada en la tipología pilarista. Su diseño, inspirado en la Basílica del Pilar, presentaba tres naves de igual altura, una gran cúpula en el crucero y una fachada monumental con una portada-retablo de gran riqueza ornamental.
El proceso de construcción no estuvo exento de dificultades. Se debieron sortear problemas financieros y técnicos, lo que ralentizó las obras en varias ocasiones. Además, la ejecución de la fachada principal se prolongó hasta finales del siglo XVIII, lo que demuestra la envergadura del proyecto.
Evolución y restauraciones (siglos XIX-XXI)
A lo largo de los siglos XIX y XX, la iglesia sufrió diversas modificaciones y restauraciones. Durante la Guerra de la Independencia (1808-1814), el templo fue utilizado como cuartel y almacén, lo que provocó daños en su estructura y en su patrimonio artístico. En la Guerra Civil Española (1936-1939), algunas de sus imágenes y objetos litúrgicos fueron destruidos o expoliados.
A pesar de estos episodios, la iglesia ha sido objeto de varias campañas de restauración, destacando la restauración de las tablas góticas y renacentistas de la sacristía en 1992. En 1988, el templo fue declarado Bien de Interés Cultural, consolidándose como un referente del patrimonio histórico y artístico del Bajo Aragón.
Hoy en día, la Iglesia de Santa María la Mayor sigue siendo un lugar de culto y un centro neurálgico para la comunidad alcañizana. Además de su valor arquitectónico, desempeña un papel clave en las celebraciones de la Semana Santa, declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional, acogiendo procesiones y eventos religiosos de gran tradición y devoción.
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